The least that you expect from a piano is that it be the right way up, but this one is hanging upside down. Too far above my head for me to touch but close enough for me to feel its weight and potential danger in my abdomen. I look at it, it menacingly shows me its weight again, I continue to look at it, something appears to move… Rebecca Horn’s Concert for Anarchy has begun.
The fall board mechanically comes open and the keys are vomited towards me; they cant reach me so they hang there, dangling in their frustration while the whole instrument groans a cacophonic lament and the lid opens as if wanting to make sure that all the sound has fallen out, like someone getting rid of the gravel in their shoe.
Rebecca Horn, Concert for Anarchy, 1990. Image: www.tate.org.uk
Lo menos que se puede esperar de un piano es que esté del derecho, pero este está del revés. Demasiado alto para que yo pueda tocarlo pero lo bastante cerca para que pueda sentir su peso y su potencial peligro en mi vientre. Lo miro, me vuelve a mostrar amenazante su peso, sigo mirándolo, algo parece moverse… El Concierto para la anarquía de Rebecca Horn ha comenzado.
La tapa del teclado se abre mecánicamente y las teclas salen vomitadas hacia mi; al no poder alcanzarme permanecen ahí, colgadas en su frustración mientras todo el instrumento emite un lamento cacofónico y se abre la tapa como si quisiera asegurarse de que todo el sonido ha caído, como quien elimina la grava de un zapato.
6 comments
Marta Orse says:
feb 3, 2014
A mi esta obra me ha hecho siempre estremecer. El piano que ¨del derecho” ya es un objeto que me impresiona e impone bastante respeto(quizá por mi relación con este instrumento), aquí se abre y parece derramarse sobre mí, sobre el espectador, para después pausadamente recogerse, y realinearse de nuevo como si nada hubiese ocurrido.
A lo mejor mi subconsciente me la está jugando, pero me parece una metáfora ¿casual? de la política actual. Creepy, creepy…
Simon Zabell says:
feb 4, 2014
Lo de la metáfora no lo había pensado Marta … Creepy indeed. Yo no tengo especial relación con los pianos pero igualmente me estremece.
Miguel says:
feb 4, 2014
Muy interesante Simon. Enhorabuena por el blog y saludos. Miguel
Simon Zabell says:
feb 10, 2014
¡Muchas gracias Miguel! ¡No pensarás hacer esto con tu piano espero!
Enrique Carratalá says:
mar 7, 2014
El efecto de mi piano (de pared) no sería el mismo, desde luego.
El concierto está sonando: el del enorme instrumento al caer, aunque la caída no se produzca. Es un concierto apoyado en el “condicional”, pero si aguzamos el oído está ahí, al borde de un precipicio de realidad.
Interesante obra.
Simon Zabell says:
mar 10, 2014
¡Totalmente de acuerdo Enrique! Es de esas obras que desprenden muchas cosas que en realidad no están ahí. Lo completamos nosotros al continuar con su narración por nuestra cuenta.